jueves, 5 de marzo de 2009

Caos

La mente hinchada, las pupilas dilatadas, los sentidos alterados. Un cuerpo que se agita entre sábanas no tan desordenadas como las almas que sobre ellas se abrazan. Las ideas se mezclan con el humo, la música con las palabras de fondo y los verdaderos significados de las miradas con el que cada una prefiere darles. Caos: el encuentro, el desencuentro, los papeles en el piso, ropa sobre la mesa, los pasos inseguros hacia aquella puerta cerrada que comienza a abrirse en la imaginación y que esconde detrás, como toda puerta, una entropía que acecha impaciente. Más entropía en la entropía, más letras flotando sobre el piso, posiblemente una entropía que lucha contra otra, la doble negación que resulta en una afirmación, o tal vez sólo una segunda entropía en reemplazo de la anterior, no tan distinta: más caos y humo espeso difuminando las cosas.
Las palabras se pierden para volver más tarde junto a algunos minutos de cordura, ideas hilvanadas en la incongruencia de esa montaña rusa que termina en su boca, túnel en el que los ojos no sirven de nada, silencios cortados por risas y corazones agitados que culminan en risas agitadas y corazones cortados...
Más de lo mismo, sólo vastas aguas azules… no se divisa tierra desde el carajo.