viernes, 28 de noviembre de 2008

Con una sonrisa atascada

Lleva guardada una sonrisa que no quiere salir, intenta que se vaya pero la muy hermosa (otra cosa no se puede decir de una sonrisa) se resiste y congestiona el tránsito de todas las que esperan su turno detrás. Hace poco más de una semana que está ahí y ya las comisuras de sus labios miran hacia abajo con vértigo, sabiendo que no van a poder resistir por mucho tiempo más la fuerza que las tira hacia el piso. 9.78m/s2 en el ecuador, 9.83m/s2 en los polos, ella mide 1.75mts, ¿hay que despreciar la resistencia del aire? nos queda... ¡no!, no quieren seguir sacando cuentas porque la física se hace en el cerebro, no en la boca, y a ellas la ciencia sólo las marea más, mejor será esperar que esa sonrisa abandone su refugio y las ayude a vencer la gravedad… ¿pero que pasa si se queda ahí, atascada y con las comisuras formando esa mueca? Podría comenzar a trabajar de payaso en un circo, pero de payaso triste, con las crucecitas en los ojos y las lágrimas pintadas en los cachetes. Aunque cuando las sonrisas se rehúsan a salir durante tanto tiempo se empiezan a embotellar en la garganta y ejercen presión, y a veces esa presión sube empujada por todas las sonrisas que están luchando por irse detrás de la rebelde sin conseguir nada, y las lágrimas que están allá arriba confunden la presión con angustia y atropelladas por esa batahola y por las sonrisas atascadas, se suicidan saltando por los ojos, así que seguramente no va a necesitar pintarse gotas saladas en la cara, ni tampoco las comisuras hacia abajo… no sabía que transformarse en un payaso triste fuera tan fácil.

La ventaja de trabajar en el circo es que allí han de tener muchas cosas raras y posiblemente entre ellas haya alguna sopapa para sonrisas que le pueda ayudar a aliviar de una vez por todas esta situación…

jueves, 20 de noviembre de 2008

Pornografía infantil NO


Él era un hombre de poco más de 40 años, casado y con dos hijos, un poco vago a veces y jubilado antes de tiempo por vaya uno a saber que afección, pero era un excelente vecino. Recuerdo que me gustaba ir a jugar a su casa, él siempre era muy gentil con los compañeros de colegio de sus hijos.
Otro de nuestros compañeros de la primaria tenía un hermano mayor, un chico piola, estudiante universitario, buen vecino, un pibe de barrio, un pibe hecho y derecho, serio, respetuoso, de esos pibes que las viejas adorarían tener como yerno. Y ese chico se recibió, y se casó y no se que fue de su vida, pero en su mundo tan perfecto seguramente en este momento debe estar ejerciendo su profesión, felizmente casado y con hijos.
Aquel otro hombre era empleado, treintañero, soltero, simpático, gentil, algo mujeriego, laburador, de esos hombres comunes y corrientes que se dan vuelta a mirar a una mina linda cuando pasa, pero sin decir nada porque puede ser baboso pero no zarpado, y eso lo hace distinto a esos degenerados babosos que gritan de todo.
Este otro era un chico muy dedicado a su laburo, empezó a trabajar desde pendejo, no salía, no fumaba, no tomaba, trabajaba de sol a sol y era un tipo respetuoso, sumamente sociable, amable y familiero como ninguno. Cuando sus hermanos se casaron él se quedó con su madre, cuidándola, hasta que cerca de los treinta se casó y tuvo un hijo.  
 Y aquel otro era un respetable hombre de familia, un tipo serio, decente, de esos que tienen un Apellido y no un apellido. Laburador como el solo, salía de su casa a la madrugada y volvía de trabajar a la noche. Dedicaba todo su tiempo libre para su familia, toda su vida era su familia, todo lo que hacía era junto a su familia. 
Ninguno de ellos es imaginario, todos ellos existen y comparten un rasgo en común: son abusadores. Nunca recibieron una denuncia por parte de sus víctimas o familiares de las víctimas, jamás cayeron presos por nada, jamás se corrió un rumor acerca de ellos. Sus víctimas, que en los casos que conozco iban desde los 4 hasta los 10 u 11 años, jamás lo hicieron público, jamás sus familiares se enteraron de lo sucedido, solo los amigos más allegados se enteraron cuando, ya siendo adultos, con mucha culpa lo contaron (como si la culpa pudiera haber sido de ellos). Todos son casos reales y ninguno podría suponer que esas "buenas" personas, esos "vecinos ejemplares", sean capaces de semejante barbaridad, sin embargo esos chicos que hoy rondan entre los 25 y 30 años no los pueden olvidar. 
La línea que separa a estos tipos de aquellos que buscan pornografía infantil en la red, si es que esa línea existe, es muy delgada (para mi, inexistente). Y si bien ya es tarde para denunciar a las personas que describí antes, no lo es para intentar frenar a otras y aunque mi aporte es ínfimo dada la irrelevancia de mi blog, espero poder ayudar a evitar que estas personas encuentren lo que buscan y ojalá que si lo encuentran les cueste caro. 
Palabras clave comúnmente utilizadas por los pederastas y pedófilos que son incluídas en el post para ensuciar sus búsquedas: "angels", "lolitas", "boylover", "preteens", "girllover", "childlover", "pedoboy", "boyboy", "fetishboy" o "feet boy"

Éste es el link de los organizadores de la campaña.

Para realizar denuncias:
Policia Federal Argentina Cavia 3350, Piso 1º, Capital Federal, Telefono:4370-5899, e mail: analisis_criminal@policiafederal.gov.ar
Stop pedofilia
Protégeles
Pedofilia No
In hope (en inglés)

Páginas web sobre pedofilia:
ACPI (Asociación Contra la Pornografía Infantil) (Madrid)
Asociación Protégeles (Asociación sin ánimo de lucro financiada por la Comisión Europea dentro del Safer Internet Action Plan)
El Amor es más fuerte (Colombia)
Counter Pedophilia Investigative Unit

lunes, 17 de noviembre de 2008

Cuando la locura sube por los tobillos

Combinaba los zapatos con el color de su cabello y la cartera con las medias, pero después quería revelarse contra esa especie de perfección imperfecta exigida por el invisible manual de protocolos sociales que ella no entendía, y para demostrarlo, aunque no hiciera falta, se ponía lo primero que encontraba con los colores más dispares para completar su vestimenta. Extraña forma de revelarse, extraña forma de mostrarse extraña, extraña forma de mostrar cuanto extraña, extraña forma de pedir ayuda, porque a fin de cuentas todo se reducía a pedir ayuda, parada en ese mar de soledad en el que ella era solo una pequeña e invisible isla, y por eso posiblemente quería ser vista, porque tenía la firme convicción de que a nadie le interesaba su vacío, y se empeñaba en llamar la atención con esa especie de perfecta imperfección: los chocantes colores, a veces estridentes, gritaban por ella y por lo general con los extraños funcionaba, pero no de la forma en que ella lo necesitaba: la miraban de una forma que consideraba extraña y se sentía incomoda, sentía el frío de esos ojos helados y el único abrigo posible era ese chaleco de fuerza que los demás le regalaban y que tarde o temprano terminaría usando si no frenaba esa locura que trepaba por sus tobillos, intentando ocupar el vacío que la llenaba. Y algunos días esa locura trepaba hasta su estomago y le hacía cosquillas cuando se cruzaba en la calle a algún extraño o ante algún recién conocido y entonces a veces la locura trepaba hasta el cuello y excitaba sus cuerdas vocales y empezaba a cantar “I’ve got you under my skin, I’ve got you deep in the heart of me”, y Ella Fitzgerald se retorcía en su tumba, pero ella se sentía Ella, y a veces Nina Simone también.
Y algunas veces la locura trepaba hasta su cabeza e ideas ajenas que había adoptado como propias la invadían y entonces se cuestionaba la autenticidad de su existencia, y ella creía que era auténtica porque se revelaba, a su manera, contra lo que denominaba “el sistema”, porque la estridencia visible, que a veces llamaba la atención, la hacía diferente, o eso creía ella. 
Y a veces hablaba y de su boca salían diez, cien, mil palabras que no expresaban lo que en realidad quería decir y entonces deseaba que la ciencia avanzase lo suficiente como para crear algún aparato que permitiese leer la mente cuando uno necesita ser leído y no sabe como escribirlo con palabras. Pero la ciencia no avanzaba y necesitaba expresarse con la futilidad de ese lenguaje que siempre dejaba sus mensajes a medias, aunque la culpa no era de la herramienta sino de quienes la usan, porque la palabra amor expresa amor, pero el significado varía entre intérprete e intérprete y ahí surgía la dificultad para ella. 
Y era difícil entender o hacerse entender conociendo la subjetividad de las palabras y eso era algo que otros parecían no comprender, porque la gente normal sabe que la palabra amor supone amor, pero para ella, a quien la locura a veces le subía por los tobillos hasta rebasarle por los ojos, amor significaba muchas cosas distintas para diferentes personas y dudaba de que su amor fuese igual al de la persona con la que hablaba de amor y entonces empezaba a dudar de si misma y de los demás. Y cuando la locura descendía se permitía amar igual que el resto (o eso parecía) pero, cuando la locura subía de nuevo sin pedir permiso, acostumbrada ya a visitarla y sintiéndose como en casa, comenzaba a dudar nuevamente y se preguntaba que sentido tenía todo eso.
Y después, cuando la locura comenzaba a descender nuevamente y pasaba por su garganta, ella cantaba “I sit and I stare, I know that I'll soon go mad, In my solitude”, pero ya no era Ella sino una más: el pasado de alguien a quien en algún presente dijo amar, pero no de esa manera simple porque ella nunca entendería lo que el amor normal podría significar…