jueves, 2 de octubre de 2008

La utilidad de un fibrón

Voy a la estación de trenes a comprar mi pasaje para viajar desde Córdoba hacia Buenos Aires. Después de imprimirlo, me remarcan el horario de partida y el asiento que he de ocupar y me entregan el pasaje y un marcador. En un principio pienso que es un error, pero al intentar devolver dicho artículo de librería me dicen que ahora es mío, que viene incluido con el pasaje. Vuelvo a casa algo extrañada y llegado el día del viaje me dirijo a la estación para tomar el tren que partiría puntualmente. 
Entendí para que era ese marcador justo al llegar a mi destino, a poco menos de 700km de casa y a unas 16 horas de haber partido, cuando bajé caminando como pingüino y sin rastros de dónde podía haber quedado mi culo después de semejante viaje… 
Y mientras ese tren viaja a un promedio de menos de 50Km/hr por el mal estado de las vías, en nuestro país prometen un extrañamente costoso tren bala cuyo pasaje (subsidiado) va a costar más que un pasaje de avión, va a demorar más que un vuelo y va a poder  transportar solo pasajeros… 

Y aunque parezca que no, amé ese viaje y seguramente volveré a realizarlo.

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